...que... a ratos no dejo de pensar en ti, que los recuerdos van y vienen en mi cabeza, como jugar a los escondidos, sobre todo en las madrugadas entre la hora en que los perros ladran y en la que los gallos cantan, te metes a mi cama, bajo mis sábanas, me despiertas, me susurras tus deseos, y me levanto semidormido, semierecto, a tientas la puerta, descalzo por la sala, y llego a nuestro cuarto, ahi donde nos tuvimos, ahi donde fuimos lo que fuimos, y me toco, de entre mis sueños vienes a recordarme que mi lado animal es a tu lado animal lo que las piezas a un rompecabezas... Él duerme, y ella duerme...y tú y yo... aquí... jugando a los escondidos con el canto de los grillos, y el silencio de la noche... -¿Te ha preguntado alguna vez por qué te bañas en la madrugada? -No, y a ti?, -Tampoco. Tengo el tatuaje en mis ojos de tu rostro transformado, de la almohada entre tus dientes, de las gotas de sudor si era abril, de cuerpo sobre el mio con tus manos por encima de mis hombros, y tus pechos aprisionado a mi pecho, de tus gemidos en mi oido... Es tarde, debo regresar a mi cuarto.
-¿En dónde estabas?
-Fuí al baño, amor, pero ya vine. Oye... ¿Te bañaste?