Inmediatamente una erección clara se pudo ver a través del pantalón. La dueña de casa no pudo evitar fijarse en eso y le dijo.
-Tenga la amabilidad de pasar
Y el hombre entró impresionado, sorprendido y como mudo, y se dejó hacer mientras ella le sacó la ropa, le chupó la verga y finalmente se le subió igual que su vecina al sanitario. Así estaban cojiendo, y el repartidor saliendo de su asombro comenzó a zarandearla de lo lindo. En un momento estaban lo bastante cerca y las dos minas se miraron y estiraron sus cabezas para darse un beso de lengua largo y placentero.
Entonces el de la pizza dijo... "¿No tendrías una cama? Sería más descansado, digo".
-Claro
Y así los llevó a todos al dormitorio. Puso un cd con música de Iron Maiden y se tiró sobre la cama dónde la vecina le comía la pija al repartidor, mientras el sanitario le metía los dedos en la concha. Éste fue el que les dijo "Ahora háganos una fiestita".
Y las minas sonrieron y se abrazaron y volvieron a chuponear de lo lindo, mientras se acariciaban. La vecina empezó a bajarle a la dureza de casa y se puso a chuparle la concha. La dueña de casa mientras de tironeaba de los pezones y gemía como loca.
El sanitario, le empezó a cachetear las tetas y luego se puso sobre su cabeza para meterle la pija en la boca. Se la metía tan adentro que a veces ella hacía arcadas, pero le gustaba.
El repartidor, mientras, halló el culo de la vecina, que seguía lubricado, y continuó cojiéndola por ahí. En un rato se aburrió, la sacó de ahí y haciéndola darse vuelta, le puso la pija en la boca, que ella chupó con gusto.
En esto estaban cuando de pronto en la puerta del dormitorio se oyó la voz de un hombre que decía "¡Estela!"
Todos se detuvieron. El marido de la dueña de casa estaba ahí parado, con su traje y maletín con cara de sorpresa.
-Ay perdoname, es que no lo pude evitar.
-Qué mal que me hayas hecho esto.
-Todo se fue dando, no fue a propósito.
-No se si podré perdonarte.
El silencio - atravesado por la música que parecía no haber notado la interrupción - era espeso. El sanitario habló
-Mire señor que no tuvimos mala intención
-No mi amigo, quédese tranquilo -dijo el marido-. De lo que me quejo es que no me halla esperado para empezar. A mí me encanta mirar cómo se la cojen. Bueno... continúen.
Y se sentó en un sillón junto a la cama.
La dueña de casa sonrió y se arrimó a su esposo
-¿Me perdonás?
-Vamos a ver, primero comeles toda la leche a esos dos, y después hablamos.
Y sonriendo, todos retomaron el cojinche. Ahora la dueña de casa era penetrada por concha y culo, por el repartidor y el sanitario respectivamente, mientras ella le comía la conchita a la vecina. Ésta estaba recaliente, y más caliente cuando miró al marido, que sacaba la pija fuera del pantalón, y comenzaba a pajearse.
Entonces el repartidor dijo, "ya viene la lechita". Así que la dueña de casa se arrimó y se la comió toda. "Tragátela toda" recordó su marido, a lo que ella asintió con la cabeza. Luego la vecina le limpió la pijita con la lengua.
El repartidor se disculpó, ya que tenía que continuar su trabajo, por lo que el sanitario empezó a cojer por adelante a la vecina, mientras la esposa le lamía los huevos. Al mismo tiempo, tironeaba de los pezones de la vecina. cuando estuvo a punto de acabar preguntó
-¿Y mi leche para quién es?
Y la dueña de casa se la recibió toda en la lengua. Pero la vecina pidió al marido, "dejá que me la pase a mi boquita". A lo que este - siempre pajeándose - asintió.
Y entonces la dueña de casa, se arrimó a la vecina, que estaba acostaba boca arriba, pajeándose, y con la boca abierta, y desde la suya derramó la lechita dentro de la boca de su huésped. Más que caliente con todo eso, la vecina se meó empapando la cama.
El sanitario entonces, casi enteramente satisfecho dijo entonces.
-Sólo falta una cosa para que me vaya enteramente satisfecho.
-Lo que quieras, lo que sea - dijo la dueña de casa.
-¿Segura?
-Sí
Y el sanitario se arrodilló frente al esposo y tomando su gran pija se la metió en la boca y la chupó hasta que él le acabó en su boca, cosa que ocurrió casi en seguida.
FIN